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Airbnb: ¿un gigante al borde del precipicio?

El CEO y cofundador de Airbnb reconoció que el Covid-19 lo puso contra las cuerdas. Mientras las acciones se desmoronan, la empresa busca reinventarse.

A Uber la odian los taxistas y a Despegar los agentes de viajes. Pero a Airbnb la aborrece mucha más gente. Los hoteleros, por ejemplo, por quedarse con una parte del pastel sin tributar los mismos impuestos que a ellos les corresponden; y los inquilinos de muchas ciudades, que han visto crecer desmedidamente el valor de sus alquileres empujados por la demanda turística, bastante más rentable para los propietarios. Y también por los propios agentes de viajes, que pierden la venta de habitaciones.

Este año, la empresa fundada en 2008 por tres jóvenes emprendedores que compartían un modesto apartamento en San Francisco, planeaba un espectacular debut en la bolsa de valores, con una valuación superior a los US$ 50 mil millones. Pero llegó el Covid-19. Hoy, la realidad es muy diferente. En pocos días las acciones de Airbnb cayeron de US$ 150 a US$ 90.

A fines de junio, Brian Chesky, CEO y fundador de la compañía, dijo a la BBC: “Tardamos 12 años en construir la empresa y perdimos casi todo en cuestión de semanas”. Fueron despedidos 1.900 trabajadores, el 25% de su plantilla laboral, y se eliminaron gastos de marketing y rubros afines. El mayor impacto económico-laboral de Silicon Valley en años.

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La fortaleza de Airbnb se ve seriamente afectada por la pandemia.

La fortaleza de Airbnb se ve seriamente afectada por la pandemia.

Además, una vez estallada la pandemia se generó un gran caos por la catarata de cancelaciones en miles de propiedades en el mundo. Ante infinidad de clientes quejosos porque no conseguían los reembolsos completos de sus reservas, Airbnb dispuso devolver esos pagos hasta mediados de mayo, desatando la furia de los propietarios.

¿El Covid-19 es el fin de la plataforma? Aunque herida, está claro que la empresa va a seguir en el negocio. Es más, para algunos especialistas, la reactivación de los viajes puede marcar un muy buen momento, pues muchos viajeros van a evitar los hoteles por el mayor contacto que existe entre las personas. Otros, en cambio, opinan que el futuro será mejor para los hoteles, donde los protocolos de bioseguridad son más estrictos.

Mientras tanto y más allá de la aparición de la vacuna, la empresa está enfocándose en potenciar los viajes locales. “La gente tendrá una tolerancia distinta al riesgo y también, atento al ambiente económico, buscará viajes a precios accesibles”, estima Joe Gebbia, cofundador de Airbnb. Asimismo, un segundo ítem, que entusiasma a Gebbia son las llamadas “experiencias online”. Según cuenta, “un anfitrión en Portugal que ofrece clases para hacer sangría a la distancia ya tuvo reservas por más de US$ 100 mil en los primeros dos meses”.

Del suceso a la desestabilidad en tiempo récord. Así es la realidad de Airbnb, que se difiende para no caer en el abismo.

Airbnb - Lo bueno, lo malo y lo feo

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